Cuando explico que soy Personal Brander habitualmente tengo que repetir la palabreja un par de veces y además explicitar que ayudo a profesionales a desarrollar su Marca Personal y que juntos la llevamos al mundo digital para ganar visibilidad y conseguir objetivos. Confieso que me gusta esto de repetir mi profesión porque es sinónimo que me dedico a algo que todavía conserva aquel olor de coche recién estrenado.
Ahora bien, también me encuentro varias veces con reacciones adversas por parte de mis interlocutores. El concepto Marca ligado a Persona muchas veces no gusta porque el proceso de desarrollo de una marca se asocia a un ejercicio de chapa y pintura que hace parecer a un producto o servicio lo que no es. Pero ¡Nada más lejos de la realidad! El personal branding debe respetar y respeta la autenticidad de la persona para conseguir desarrollar una marca con credibilidad: una marca auténtica. Persona y Personal Brander hacen juntos un viaje al interior para descubrir esa aportación de valor única y diferencial, vestirla, empoderarla y sacarla al mundo con sus mejores galas.
Además cabe añadir que el entorno digital en el que estamos inmersos ha traído consigo la transparencia en prácticamente todos los ámbitos. Ahora ya no solo las paredes oyen, sinó que facebook, instagram, twitter… ¡también oyen, ven y comparten! Más que nunca debemos desarrollar un marca personal en base a la realidad, conociéndonos primero nosotros para luego gestionar nuestra presencia off y on, marcar una estrategia de comunicación propia, etc. Cada uno de nosotros somos únicos y este es nuestro único pasaporte con visado indefinido en un mundo laboral competitivo y globalizado. Nos elegirán y pagarán por quienes somos realmente y por el valor que somos capaces de aportar, y ya no por nuestros “diplomas” o los “cargos” anteriores que hayamos ocupado.
Y ahora sí, llega “El Rubius” al que hoy tomo prestada su “autenticidad” para intentar ejemplificar que el éxito de una “Marca Personal” es directamente proporcional a su autenticidad.
Rubén Doblas Gundersen El Rubius es un YouTuber de 25 años y actualmente ídolo de millones de adolescentes de España y Latinoamérica. Hablo de millones porque a la escritura de este post cuenta con más de 15 millones de seguidores en su canal de YouTube, más de 5 millones en su página de Facebook y casi 5 millones de seguidores en Twitter. Además de acumular en sus 9 años de profesión unos 2 billones de visionados de sus vídeos.
Aunque para la mayoría de nuestra generación él es un perfecto desconocido, lo cierto es que cuando sale a la calle todos le conocen. La popularidad le ha obligado a gestionar la privacidad más allá de lo que cualquiera de nosotros deberá hacer nunca.
Sus vídeos allí están. Vosotros mismos podréis ver, opinar, subscribiros u obviar. Pero ojo, no pretendáis encontrar profundidad. Se trata de entretenimiento dirigido a adolescentes y que persigue, en palabras del Rubius, “hacer más feliz a la gente”. En los vídeos que él mismo graba, edita y protagoniza, retransmite sus partidas en los videojuegos más populares; comparte los retos que idean y realizan con sus amigos; y un sinfín de bromas varias que hace por internet…. le encanta trolear a la gente.
- El Rubius tiene claro quien es y cuál es su propuesta de valor al mundo.
- Conoce bien a su target y conversa digitalmente con él.
- Genera cercanía con millones de personas. Les pide opinión. Les da las gracias.
- Tiene su propio lenguaje fresco y cercano que conecta con sus seguidores.
- Él es único porque no imita a nadie. Su profesión es innovación. Pocos meses después de que naciera YouTube él ya colgaba su primer vídeo. Hace Humor de Internet, algo que no existía hace tan solo unos pocos años. Esta nueva manera de comunicar la ha creado él y algunos como él ¡Se trata de un canal opuesto a la TV!
- Ha conseguido hacer de su pasión su profesión. Quiere ser por encima de todo feliz con su trabajo y hacer feliz a otros.
- Es fiel a si mismo, a su marca. No se ha vendido a las grandes marcas a pesar que ha tenido encima de la mesa importantes cifras a cambio de poner su imagen a los productos más insospechados.
- En definitiva ¡Es auténtico y su sonrisa es verdadera!
Quizá hubiese sido más políticamente correcto por mi parte desgranar la Marca Personal de cualquier referente del mundo del Management o un Business Influencer del momento. Desde luego hubiese sido mucho menos arriesgado. Pero la autenticidad de la Marca El Rubius ha sido capaz de cautivarme. ¡El Rubius no pasa desapercibido, su marca deja huella!